El rescate y la política del bogavante


(10.6.2012) Con Rajoy escondido en la Moncloa hasta el domingo a mediodía y el listo ministro Guindos explicando que nos ha tocado la lotería con los 100 mil millones que nos prestan por nuestra cara bonita, no sé qué falta para completar el retrato de un país sin gobierno y sin rumbo. Y lo que es peor, condenado a pagar los intereses de los intereses de los intereses. Más el capital, por supuesto, un día u otro. Y a ver si quedan un par de euros para otras cosas. Nos cuentan que este maravilloso rescate (pedido, exigido, con chulería) va a reactivar tarde o temprano la economía. Hay que tener valor para mentir con tanta soltura. Hay que tener la cara muy, muy dura, y pensar que todos somos tontos, para contarnos que nuestros amables socios europeos tendrán la delicadeza de no ordenarnos lo que debemos hacer a partir de ahora. O que no van a mandarnos por e-mail una lista de cositas a recortar. O que no van a repasarlas de vez en cuando. O que no habrá unos cuantos hombrecitos y mujercitas de gris (no, men in black, no) en algún discreto despacho, pendientes de las pantallas de sus ordenadores donde monitorizan al minuto ese arruinado país del sur...

Esta es la gran mentira que el guionista Rajoy y su marioneta Guindos (¿o es al revés?)  nos han estado vendiendo este fin de semana, aprovechando que tenemos las neuronas más dormidas que en días laborables. Y ya es lunes y mañana martes, y todos a trabajar como un solo hombre (o una sola mujer, claro) y a sacrificarnos para sacar adelante el país. Unidos para salvar España y lo que haga falta. Ahora no toca despistarnos con el pacto final que sueñan los catalanes (como si fueran vascos...), no hay que perder tiempo con los agujeros de Bankia o CatalunyaCaixa o los de Galicia o Valencia o Gürtel o los escandalosos Eres andaluces o el AVE, las autovías... No es tiempo para preguntas y propuestas incómodas. Hay que remangarse, trabajar, pagar religiosamente, callar humildemente. SalvarEspaña exige de todos nosotros grandeza de espíritu, generosidad.

No preguntes qué puede hacer por ti tu país (si eres banquero o inmobiliario ya te habrás dado cuenta, ¿o no?) . Pregúntate qué puedes hacer tú por tú país.

Si eres un simple ciudadano, tranquilo, te daremos pistas, todo será por tu bien, saldremos adelante, hemos superado peores crisis...

Y así avanzamos hacia el abismo, en manos de un gobierno que ha abdicado de governar soberanamente, que ha conectado sus ordenadores a los de Berlín, Frankfurt y Bruselas y ya nos irán diciendo lo que tenemos que hacer, que a nosotros lo que de verdad nos preocupa es no perder las próximas elecciones, con lo que nos ha costado llegar al poder, con la de mentiras que hemos tenido que decir, y mira que Zapatero nos lo puso fácil...

Ah, por cierto, no vamos a tocar más de la cuenta esos créditos a los partidos, aquellos favorcillos que nos hacemos y nos devolvemos, ¿verdad? Porque la película va de esto a derecha e izquierda, todos los hilos acaban en los despachos de la banca, donde se produce el cortocircuito de la política. Donde se disimula el desastre de la banca con el dinero de los ciudadanos: en parte como contribuyentes expoliados, en parte como clientes exprimidos hasta la última gota. Donde no se plantean preguntas incómodas o inconvenientes. Donde se anda con cuidado para no provocar el tsunami de la verdad que puede llevárselo todo por delante.

Pues nada, ya nos han rescatado de nosotros mismos.

Aunque lo han hecho más inteligentemente que con los griegos o portugueses. Esto españoles, tan orgullosos, ellos... Nada, vamos a echarlos a la olla como un bovagante cocido en agua fría. La temperatura subirá poco a poco, no lo notarán hasta que el agua empiece a hervir y ya sea tarde. Mejor una cocción a fuego lento, no sea que se alarmen, se alboroten y se rebelen.  Y si sube la temperatura ya les contaremos que el calor y el frío son subjetivos, que es normal que el agua esté templadita, que esto es es España y que aquí hace calor y suerte que tenemos sol, calor, playa y turistas.

La política del bogavante es la que corresponde a un país tan aficionado, hasta hace poco, al marisco frequísimo, el crédito barato, a no pensar en el futuro y creerse una suerte de potencia mundial.  Agua fría para empezar, pues. Y vamos subiendo la temperatura poco a poco. El bogavante tarda en darse cuenta un buen rato. Y queda riquísimo.

Bueno, bueno, pero, ¿adónde vamos?

Si hubiera un gobierno podríamos preguntárselo. Sería incluso su obligación, respondernos. Pero no hay nadie, el teléfono suena en vano, no son horas cpmp para molestar a Frau Merkel... Sí, de acuerdo, el gobierno ni es responsable de todo ni puede resolverlo todo. El problema es que no hay nada más, salvo la buena gente que está decidida o obligada a resistir ferozmente en el día a día. La gente que aguanta y aguanta y sostiene las columnas agrietadas del edificio, de muchas y diferentes maneras, y que está evitando la catástrofe total. Pero no puede hacer tampoco mucho más.

El país continúa sin liderazgo ni rumbo político, económico y social. Seguimos camino del desastre más absoluto, soñando todavía que saldremos de la crisis el año que viene. O el 2014, seguro. Y si no, en  2015, ya no hay dudas. A lo sumo un añito más... Vaya, que seguro que en 2020 esto de la crisis ya será historia...

Sí, y nosotros también, a este paso.

En catalán: e-notícies.cat

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